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CINCO CAMINOS A LA FELICIDAD - Las Claves Para Vivir Feliz De Acuerdo a Tu Personalidad

of: Javier Ramon Brito

BookBaby, 2017

ISBN: 9781543911909 , 142 Pages

Format: ePUB

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Price: 11,89 EUR



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CINCO CAMINOS A LA FELICIDAD - Las Claves Para Vivir Feliz De Acuerdo a Tu Personalidad


 

¿Por Qué Cinco Caminos?


La idea de elegir trabajar con cinco caminos distintos hacia la felicidad puede sonar caprichosa a primera vista. Después de todo, si las personas son tan diferentes entre ellas, uno podría pensar naturalmente que podrían existir tantos enfoques y caminos diferentes a la felicidad como el número de personas en este planeta. Sin embargo, razones filosóficas y psicológicas apoyan la visión de que hay cinco grandes categorías o patrones que se pueden identificar claramente con respecto al comportamiento humano.

Análisis del Comportamiento Humano


El análisis y la explicación del comportamiento humano ha ocupado las mentes de grandes sabios, filósofos, médicos, psicólogos y científicos desde tiempo inmemorial. Hace más de 5000 años, las culturas antiguas tenían una cosmología clara que entendía los principios básicos que gobiernan el universo y todo en él, incluyendo el comportamiento humano. Un pilar básico de esta cosmología fue un sistema basado en la interacción de cinco elementos: Éter, Aire, Fuego, Agua y Tierra.
Para el tiempo de Hipócrates, el padre de la medicina occidental, el comportamiento humano era explicado en términos de la influencia de cuatro fluídos corporales llamados “humores”, que eran: sangre, bilis, flema y bilis negra. Este enfoque dio lugar a la clasificación del temperamento humano en cuatro tipos que fueron conocidos y explicados por Galeno como Sanguíneo, Colérico, Flemático y Melancólico. Estos tipos estaban, en su sustancia, todavía relacionados con los elementos del Aire, el Fuego, el Agua y la Tierra, respectivamente. Pero el elemento Éter había desaparecido del mapa.
Aunque Platón habló del Éter en su diálogo Timeo, se refirió a él como “una clase más translúcida” del aire. Aristóteles sí se refirió a un quinto elemento en su tratado Sobre el Cielo, asignándolo a los cuerpos celestes, como la materia de la que los cielos están hechos, pero no a los asuntos terrestres o al comportamiento humano.
El concepto de cuatro temperamentos como explicación del comportamiento humano siguió siendo válido en la civilización occidental por siglos. El gran fisiólogo Ivan Pavlov, que descubrió el reflejo condicional, todavía estudió y detalló ulteriormente las características de los cuatro tipos de temperamento, para lo cual incluso usó diferentes nombres, pero sin alterar la sustancia.
Curiosamente, el elemento Éter, el elemento más “intangible” que estaba ausente en el concepto de los cuatro temperamentos, comenzó de alguna manera a aparecer de nuevo en el análisis del comportamiento humano, aunque no propiamente como un elemento o temperamento e incluso sin ser mencionado por su nombre. Comenzó a reaparecer a través de la puerta del psicoanálisis, como uno de los componentes de la psique humana.

La Estructura del Carácter en la Psicología


Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, explicó su visión de que la personalidad humana consta de tres sistemas, a los que que se refirió como el id, el ego y el superego. Mientras que el id corresponde a lo que podríamos llamar el lado “animal” de la personalidad humana (en virtud de que se relaciona con los impulsos sexuales instintivos) y el ego corresponde al lado racional de la misma (razón), el superego se relaciona más con la “conciencia” o el “aspecto superior” de la humanidad y está compuesto por principios y valores éticos.
Este concepto del superego es la puerta a través de la cual, en mi opinión, el elemento Éter comenzó a aparecer otra vez en el análisis del comportamiento humano, aunque ni Freud ni otros psicólogos o psicoanalistas lo consideraron como tal ni establecieron una correlación entre su análisis del comportamiento humano y los elementos que existen en el universo.
El concepto de la estructura del carácter que se utiliza en la psicología para describir a las personas con rasgos comunes de la personalidad comenzó precisamente con Freud, quien habló sobre el carácter en el marco de su teoría de la psique e identificó tres caracteres humanos distintos, conectados respectivamente al id, el ego y el superego.
Estos caracteres humanos freudianos eran conocidos en la terminología de la psicoterapia como el tipo Erótico, el tipo Narcisista y el tipo Obsesivo. Otros psicoanalistas como Eric Fromm desarrollaron estas ideas freudianas y utilizaron otros nombres para estos tipos de caracteres (i.e. el Receptivo, el Explotador y el Acumulativo), agregando un cuarto tipo llamado el tipo Mercantil que describía a las personas enfocadas en triunfar en el sector terciario de la economía.
Pero fue Wilhelm Reich, el padre de la Psicología Mental-Corporal, quien estudió extensamente las estructuras del carácter y documentó el hecho de que las personas con experiencias similares durante su niñez tenían tipos similares de cuerpos, mientras que las personas con cuerpos similares tenían perfiles psicológicos similares.[1] Reich también había estudiado medicina y estaba interesado en demostrar la conexión que existe entre la mente y el cuerpo de las personas.
Con esto en mente, Reich habló de varios tipos diferentes de carácter en su obra maestra Análisis del Carácter, donde profundizó en el análisis de cómo ciertas experiencias ocurridas durante las etapas tempranas en la vida de las personas conducen a uno o otro  tipo de estructura del carácter y cómo los patrones y lo que él llamó “mecanismos de defensa” terminan siendo energéticamente incorporados en los cuerpos físicos de la gente para formar lo que él llamó una “armadura de carácter”. [2]

Alexander Lowen, quien fue un discípulo de Reich, hizo un trabajo muy fino al sistematizar las conclusiones de Reich y hacia 1974 hablaba de cinco diferentes y bien delineadas estructuras de carácter principales, que él denominó como el Esquizofrénico, el Oral, el Psicópata, el Masoquista y el Rígido. [3]

Estos nombres reflejan un gran énfasis en los aspectos psicoterapéuticos en los que trabajaron tanto Reich como Lowen, pero para una persona laica estos nombres suenan bastante extraños y de alguna manera despectivos, como si estuvieran relacionados con personas con trastornos extraños y no con personas normales que comúnmente exhiben una o más de esas estructuras.

Como lo ha señalado Anodea Judith, esos nombres “los hacen parecer bastante patológicos”, cuando en verdad “estas estructuras del carácter son en realidad muy comunes” ya que “la mayoría de la gente exhibe una de estas cinco, con matices y esfumaturas de las otras estructuras.”[4] Judith ha dado a estas estructuras del carácter mucho mejores nombres, que son el Creativo, el Amante, el Retador-Defensor, el Perseverante y el Triunfador, [5] que yo encuentro más objetivos e incluso autoexplicativos. Otras personas han dado también nombres alternativos ligeramente diferentes a estos cinco caracteres, como el Creador, el Comunicador, el Inspirador, el Consolidador y el Triunfador. [6] 
Para el propósito de este libro, el punto importante es que los hallazgos de Reich, tal como fueron sistematizados por Lowen, conducen a la conclusión de que la mayoría de la gente se puede ubicar en cinco diversas estructuras de carácter. Reich and Lowen nos obsequiaron un protocolo muy útil para entender la conexión entre la mente y el cuerpo desde cinco perspectivas diferentes. Y este entendimiento de los cinco caracteres ha sido recientemente extendido al campo de la curación espiritual por Barbara Brennan [7] y al terreno de la curación holística por Anodea Judith.[8]
Resulta muy interesante advertir que el análisis del comportamiento humano, que comenzó en las culturas antiguas con la cosmología de los cinco elementos, después de siglos de historia humana terminó de nuevo identificando cinco diferentes patrones distintos de comportamiento humano, sólo que a través de otra puerta, la puerta de la psicología.
Habiendo estudiado estos cinco caracteres según lo descrito por Reich y Lowen desde la perspectiva de la psicología, lo que yo veo es que pueden ser fácilmente entendidos también desde el ángulo filosófico de la teoría de los cinco elementos utilizados por las culturas antiguas. De hecho, los cinco caracteres psicológicos tienen rasgos que en mi opinión corresponden y coinciden perfectamente con los atributos de los cinco elementos, tal y como fueron entendidos por los sabios de las culturas antiguas.
En este libro, las valiosas aportaciones del protocolo desarrollado por Reich y Lowen para explicar los cinco patrones de conducta principales que la gente exhibe, serán debidamente tomadas en cuenta, pero no con miras a la psicoterapia. Yo adoptaré un enfoque más “oriental” o filosófico respecto a los cinco patrones. Este enfoque filosófico resulta de integrar al análisis el conocimiento de la teoría de los cinco elementos que nos fuera obsequiada por la India y la China antiguas.

El Antiguo Sistema de...