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Las plantas bulbosas - Cultivo y cuidados

Las plantas bulbosas - Cultivo y cuidados

of: Edward Bent, Aldo Colombo

De Vecchi Ediciones, 2018

ISBN: 9781683256533 , 96 Pages

Format: ePUB

Copy protection: DRM

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Price: 4,49 EUR



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Las plantas bulbosas - Cultivo y cuidados


 

Un poco de historia


El uso de las plantas bulbosas es muy antiguo: probablemente ya en la prehistoria nuestros antepasados se alimentaran de raíces carnosas. En China, desde hace miles de años las escamas y los bulbos de azucena se emplean de distintas formas para preparar tónicos y reconstituyentes. No cabe duda de que ya los antiguos egipcios cultivaban las cebollas, del mismo modo que los sudamericanos precolombinos producían las patatas y, hace también varios miles de años, los cretenses exportaban el azafrán (el cual se obtiene de la flor del Crocus, una planta bulbosa).

También el uso ornamental de las bulbosas se remonta a las antiguas civilizaciones de Egipto, Grecia, India, etc.

En China, por ejemplo, el uso de la peonía como planta ornamental en los palacios imperiales y templos se remonta a la dinastía Tang (620-907).

Hyacinthus.

Desde la Antigüedad se ha atribuido un significado religioso a las flores de algunas bulbosas, en primer lugar la azucena (Lilium); en la Biblia, por ejemplo, se lee que se esculpieron flores de azucena como símbolo de pureza en los capiteles del Templo del rey Salomón (961-922 a. C.). Algunas simbologías fueron conservadas en la época cristiana, como en el caso de la azucena, emblema de virginidad o de castidad, vinculada tanto a la figura de la Virgen como a la de San Antonio de Padua.

El iris blanco (y no lirio, como es denominado comúnmente) se convirtió en el símbolo de Florencia desde el siglo XI: al parecer, los florentinos participaron en las Cruzadas con este estandarte, derivado del Iris germanica var. florentina, de flor blanca. En efecto, la primera bandera de la ciudad toscana llevaba un iris blanco sobre campo rojo: los colores fueron invertidos por los güelfos para distinguirse así de los gibelinos en el exilio, que habían mantenido los colores originales.

Tres variedades de tulipanes reproducidas en una estampa que se remonta al periodo de su introducción en Europa.

Un momento fundamental en la historia de las bulbosas es la introducción en Europa del tulipán: al parecer fue un embajador austriaco quien trajo varios bulbos a Viena desde Turquía, en 1544. Unos cincuenta años más tarde, Charles de l’Écluse, profesor de botánica, trajo consigo desde Viena una colección de bulbos dando inicio a la llamada tulipomanía, que estalló primero en Francia entre 1610 y 1620 (aparecen especies de tulipanes en algunas tablas coloreadas del Hortus Eysettensis, obra publicada en Alemania en 1613), para luego alcanzar la cima en Holanda en 1634.

Un solo bulbo de tulipán podía costar cifras increíbles, y muchos cometieron auténticas locuras para asegurarse los bulbos de las variedades más raras y más curiosas.

Freesia «Yvonne».

Incluso cuando se efectuaban los envíos, para evitar los robos por encargo se sellaban los bulbos y se enviaba por separado una carta con una lista detallada.

Dada la escasez de bulbos, la mayoría de los intercambios se producía sólo sobre el papel, y la tulipomanía llegó a su fin en 1647, cuando el gobierno holandés obligó a realizar las transacciones sólo con bulbos de verdad y no con pedazos de papel que certificaban la existencia de los mismos. En cualquier caso, los bulbos de los tulipanes mantuvieron un elevado valor hasta el siglo XIX.

Poco antes que el tulipán, Charles de l’Écluse había introducido en Europa también el jacinto, importando sus bulbos a Holanda. Gracias al clima y a la naturaleza arenosa del suelo, este país se convirtió —y sigue siéndolo— en el mayor productor y exportador mundial de bulbos.

El Lilium longiflorum, originario de Japón y descrito por primera vez en 1681 en un libro japonés de jardinería, no se introdujo en Inglaterra hasta 1819: se hizo tan popular que, entre el final del siglo XIX y el comienzo del XX, en Europa y Estados Unidos se importaron millones de bulbos.

La hibridación y la selección han dado origen, con el transcurso del tiempo, a una increíble ampliación del surtido disponible para los cultivadores.

En la actualidad, los floricultores holandeses intentan desarrollar un tulipán negro; hasta ahora, los mejores resultados se han obtenido con las variedades violeta oscuro «Queen of Night» y «Black Diamond».

Actualmente, Holanda es el mayor productor mundial de tulipanes.

La clasificación


Con el término plantas bulbosas se designan las plantas dotadas de órganos de supervivencia subterráneos, como bulbos, tuberibulbos o cormos, tubérculos, rizomas y raíces tuberosas.

En este libro utilizaremos el término bulbos o plantas bulbosas para referirnos también a los demás tipos de órganos de supervivencia subterráneos, aparte de los ya mencionados.

Diversos tipos de órganos subterráneos de almacenamiento

Los bulbos

Son yemas subterráneas —en el centro de las cuales se halla la yema de la flor— rodeadas de hojas carnosas y modificadas (escamas o catafilos); tienen función protectora y de almacenamiento de las sustancias nutritivas, utilizadas por el embrión de la planta en su primera fase de crecimiento. En la mayoría de los casos las hojas están muy juntas; en ocasiones, como en los Lilium, son menos abundantes y de mayor tamaño. Las hojas más exteriores son secas, con consistencia de papel, y forman la llamada túnica; también en este caso constituyen una excepción los bulbos de los Lilium, carentes de túnica (por eso deben manipularse con cuidado).

Diversos tipos de bulbos.

Cada año, a partir de yemas laterales se desarrollan nuevos bulbos: el original puede morir o (en la mayoría de los casos) seguir brotando durante varios años. Los nuevos bulbos se pueden separar del original y replantar, con lo que aumentarán de tamaño y darán origen a otros bulbos. Algunas plantas bulbosas en la axila de las hojas producen los llamados bulbillos, también utilizables para la reproducción.

Tienen bulbos propiamente dichos: cebolla, ajo, Tulipa, Narcissus y Lilium.

Los cormos

Los cormos son tallos subterráneos engrosados y sin escamas; como los bulbos, tienen una base aplanada de la que parten las raíces.

El crecimiento se produce desde la punta del cormo, mientras que desde las yemas axilares se forman cada año nuevos cormos que van a sustituir a los viejos: cada cormo dura sólo un año, dado que se agota al proporcionar sustancias nutritivas durante el crecimiento. Suelen estar rodeados de cormos más pequeños que se pueden utilizar para la reproducción. La túnica (no siempre presente) está formada por las hojas basales secas de la estación anterior. Producen cormos: Gladiolus, Freesia, Crocus.

Los tubérculos

Son tallos subterráneos engrosados en mayor o menor grado, como los cormos, pero no presentan la base aplanada; los tallos epigeos se pueden desarrollar desde diversos puntos del tubérculo.

La mayoría de los tubérculos se va engrosando a medida que la planta crece, pero hay algunos cuyas dimensiones se reducen.

Producen tubérculos: patata, Cyclamen, Anemone, Begonia tuberosa.

Begonia tuberosa con Delphinium al fondo.

Las raíces tuberosas

Se trata de raíces propiamente dichas, que aumentan su tamaño para almacenar las sustancias nutritivas.

Estas raíces se desarrollan de forma radial a partir de la corona.

A partir de la corona se desarrollan también las nuevas yemas que dan origen a los nuevos tallos.

En consecuencia, para la propagación se pueden desprender porciones de las raíces tuberosas.

Producen raíces tuberosas: Dahlia, Clivia, Ranunculus y Alstroemeria.

Flores de Alstroemeria.

Los rizomas

Son tallos engrosados que crecen en sentido horizontal, completa o parcialmente bajo tierra.

Las raíces se desarrollan desde la parte inferior, mientras que los tallos epigeos lo hacen desde la punta (u ojo).

A menudo los rizomas presentan también otros puntos de crecimiento secundarios; esta característica puede utilizarse para la reproducción, dividiendo los rizomas en secciones, cada una provista de un ojo y de raíces.

Producen rizomas: Zantedeschia (Cala), Convallaria, Canna.

Flores de Zantedeschia.

Periodo de floración y forzado

A menudo las bulbosas se distinguen en función del periodo de floración; así, se habla de bulbosas de floración primaveral, estival u otoñal. En cualquier caso, todas las bulbosas tienen, en el transcurso del año, un periodo de reposo vegetativo (hibernación).

La época de floración puede anticiparse con el llamado forzado: los bulbos son colocados durante cierto periodo de tiempo en una cámara frigorífica a una temperatura determinada que varía de una especie a otra, simulando así...