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La educación del perro - Comprenderlo y hacer que nos comprenda

La educación del perro - Comprenderlo y hacer que nos comprenda

of: Florence Desachy

De Vecchi Ediciones, 2018

ISBN: 9781683256458 , 110 Pages

Format: ePUB

Copy protection: DRM

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Price: 5,45 EUR



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La educación del perro - Comprenderlo y hacer que nos comprenda


 

Las bases de la educación


Existen varios tipos de educación: estricta, relajada y, entre las dos, una mezcla de suavidad y firmeza. La educación, como veremos, está en función del carácter del amo (un carácter autoritario escogerá una educación estricta), de su forma de vida (casa o apartamento, por ejemplo), del entorno (presencia o no de niños), del carácter de la raza (algunas son obedientes por naturaleza) y del carácter intrínseco del cachorro. A pesar de estas variaciones, algunas bases son inmutables y permiten adaptarse a todos los tipos de educación. Es lo que detallaremos en este capítulo.

• Proporcionar algunos puntos de referencia

• Cómo utilizar a sabiendas los castigos y las recompensas

• Un amo y su perro: aprender a vivir juntos

♦ La disponibilidad

Uno de los puntos esenciales de la educación familiar es que puede realizarse en cualquier momento del día... o casi. De hecho, es necesario que el animal esté disponible. Es necesario que esté atento a las informaciones que vamos a darle. Si decidimos sacarlo, por ejemplo, para enseñarle a caminar con la correa, no debemos despertarlo de un profundo sueño. Es necesario que lo sintamos receptivo, cómodo. Recordemos que, para ello, debe presentar la cabeza alta, las orejas tiesas, la cola horizontal, y se debe mostrar contento de aprender algo con nosotros. Si el perro se muestra sumiso, si «se hace el sordo», dejaremos para después la enseñanza o intentaremos que recupere la confianza.

♦ No perder el tiempo

Los amos tienden a pensar que los primeros días no deben molestar al cachorro, y dejan que el animal haga todo lo que quiera. Un buen día deciden que ha llegado el momento de la educación, y cambian de comportamiento. El perro no comprende esta nueva situación.

El primer día para la educación es el día de la adquisición del animal.

La primera noción es la de los puntos de referencia.

♦ Puntos de referencia del perro

Nada más llegar a su nueva casa, el cachorro se construirá sus puntos de referencia. Es interesante conocerlos bien, puesto que la estabilidad de estos puntos es fundamental para no fracasar en la educación y para el equilibrio del animal. Son cuatro: el territorio, el amo (y el entorno), los desconocidos y los demás animales.

Debemos intentar utilizar estos puntos específicos y, sobre todo, modificarlos lo menos posible.

El territorio

El territorio del perro, aunque vive con nosotros, no es exactamente el mismo que el nuestro. Además tendrá que dividirse de forma distinta. En la naturaleza, el territorio de un animal o de un grupo es una zona prohibida al acceso de cualquier «extranjero», y a menudo muy bien vigilada. Los límites se señalan con olores. Los animales se frotan, por ejemplo, contra los árboles que delimitan su «casa».

Nuestro perro asimilará, sin duda, el apartamento o la casa como «su» casa. Extenderá la zona hasta el jardín, si lo tiene. Veremos más adelante cómo hacerle respetar estos lugares para que no los riegue de forma regular con su orina.

EN LA NATURALEZA

Existen jaurías de perros salvajes. Su territorio comprende tres zonas: el centro, que normalmente está ocupado por los dominantes; una zona intermedia, habitada por los machos a los que les gustaría ser jefes y sus hembras, y, por último, la periferia, ocupada por los jóvenes machos. Los cachorros de una camada organizan su territorio alrededor de la madre. Ella misma los empujará un día a explorar el espacio y los «rechazará».

Nuestro perro no es un animal salvaje pero mantiene algunos comportamientos de sus antepasados.

EN EL EXTERIOR DE LA CASA

La noción de territorio se encuentra muy presente, incluso en los animales de compañía. Simplemente, se expresará de forma distinta que en estado salvaje. En el jardín o en la calle situada ante la casa, el perro se sentirá en su casa. Se mostrará amenazante ante cualquier otro perro que entre en su territorio.

Existe una distancia llamada «distancia de seguridad», comprendida entre los cinco y los diez metros. Si una persona o un animal sobrepasa esta distancia, el perro se escapa o ataca. Tendremos que obtener del perro, como veremos más adelante, una reacción intermedia gracias a la educación. Esta noción es muy importante, puesto que cuando el perro no puede beneficiarse de esta distancia de seguridad, puede volverse agresivo. Es el caso de un animal atado delante de su casa y que algunas personas vienen a molestar, el perro no puede retroceder para mantener una distancia de seguridad siempre igual frente al «agresor», porque está atado. Entonces se vuelve agresivo. Del mismo modo muchos perros muy tranquilos se vuelven locos en cuanto se ven encerrados en un coche, puesto que no tienen ninguna posibilidad de dominar la situación. Tenemos que intentar respetar siempre la necesidad de la distancia de seguridad. No debemos encerrar nunca a nuestro animal y, menos todavía, atarlo.

EN LA CASA

Así pues, el perro es lo que llamamos un animal «territorial» (a diferencia del gato). El cachorro delimitará rápidamente tres zonas en la casa: una para comer, otra para descansar y una tercera para hacer sus necesidades.

La educación consistirá en delimitar estas zonas con él. En efecto, está fuera de lugar que el propio perro elija el único sofá del comedor para instalarse. Nuestro papel también consistirá en hacer respetar estas zonas cuando las hayamos delimitado. Hablaremos otra vez sobre este tema en el capítulo «El aprendizaje del territorio».

Los miembros de la familia

Haremos referencia aquí al amo y a todas las personas que viven de forma regular en la misma casa. Ya hemos visto que, aunque el amo es a menudo el más autoritario, todo el mundo tiene que participar en la educación. Esto también quiere decir que las reglas serán las mismas con todos. Si una cosa está prohibida, la prohibición tendrán que aplicarla los niños, los padres e incluso los abuelos. No es raro encontrarse con perros completamente desorientados cuando sus puntos de referencia han desaparecido. Su reacción es la de poner toda su energía para detectar a las personas con las que ellos pueden hacer lo que quieren. Una energía perdida que sería mejor utilizar en una educación seria.

El aprendizaje de los «demás» (personas y animales) es una de las bases de la educación. Dedicaremos a este tema un capítulo. Lo esencial es tener siempre presente que todos los miembros de la familia deben ser dominantes frente al perro. El perro tiene necesidad de esta «relación de fuerza». Los amos dominados por su perro se mantienen así hasta un cierto nivel. El día en que este nivel se sobrepasa, el perro no entiende que su amo esté harto y empiezan los problemas graves (como mordiscos y agresividad). La autoridad forma también parte de los puntos de referencia necesarios para el perro.

Los desconocidos

Las personas que no conoce también son un punto de referencia para el cachorro. Tendrá evidentemente una actitud de desconfianza. Gracias a la educación, no se transformará en agresividad. El problema es que el cachorro no hace distinciones entre las personas que nosotros conocemos y las que no conocemos. Para él todos son extraños. También tendremos que enseñarle esta noción de «amigos del amo».

Los otros animales

Son: su madre —que representa el primer contacto animal—, los otros perros (que pueden ser sus hermanos y hermanas) y los animales de otras especies.

SU MADRE

En el capítulo reservado al aprendizaje de los «demás», hablaremos de nuevo de la importancia de los otros animales, sean nuestros o no. Es absolutamente necesario que el perro consiga dominar sus tendencias naturales, que son el enfrentamiento y el ataque. Es necesario conocer los mecanismos para enseñarle esto. El primer punto de referencia animal del cachorro es su madre. Este lazo de unión le permite reconocer más adelante a los miembros de su propia especie. La ausencia de un animal de la misma especie durante el periodo neonatal puede provocar problemas graves en la edad adulta (agresividad e hiperafección por su amo). Este periodo de reconocimiento precoz recibe el nombre de periodo de improntación. El animal puede apegarse a cualquiera. Si no está su madre y permanece siempre en contacto con un peluche lo considerará como si fuera de su especie. Si recogemos un cachorro que su madre ha abandonado, es fundamental que lo pongamos rápidamente en contacto con otro perro.

LOS OTROS PERROS

Un segundo punto de referencia son los perros que no conoce. Aprenderá a comunicarse con ellos según unos ritos establecidos: se trata del conjunto de actitudes que adoptará nuestro animal cuando se encuentre con otro perro. Veremos más adelante cómo «regular» estos encuentros. Pero veamos ahora lo que sucede de forma instintiva. Los perros se huelen, giran uno alrededor del otro, luego uno toma el papel de dominante y el otro el de dominado. El dominado se coloca rápidamente en el suelo, sobre la espalda, presentando sus órganos genitales. Si ninguno de los dos adopta el papel de dominado, empieza la pelea.

LAS DEMÁS...