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Lecturas (Del temprano Renacimiento a Valle-Inclán)

Lecturas (Del temprano Renacimiento a Valle-Inclán)

of: Juan Bautista Avalle-Arce

Digitalia, 1987

ISBN: 9780916379438 , 151 Pages

Format: PDF, Read online

Copy protection: DRM

Windows PC,Mac OSX Apple iPad, Android Tablet PC's Read Online for: Windows PC,Mac OSX,Linux

Price: 50,00 EUR



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Lecturas (Del temprano Renacimiento a Valle-Inclán)


 

I Hacia el Renacimiento español (p. 2)

Darle fechas aproximadas al Renacimiento en general, y al español en particular, es un nuevo trabajo de Hércules, no tanto por la labor aneja a determinar sus momentos iniciales, sino, más bien, por los desvelos en fijar, con un mínimo de precisión cronológica, sus momentos finales.

En este sentido el desenfoque más grave lo debemos a la pluma de ese extraordinario cuentista irlandés James Joyce, en un trabajo crítico e inédito hasta hace bien poco, "La influencia literaria universal del Renacimiento", que se podría haber mantenido sin publicar sin mayor desmedro de nadie.

Allí nos dice Joyce que el Renacimiento es un huracán que barre en Europa los nombres de sofistas como San Roberto Belarmino y Juan de Mariana. Ahora bien, como Belarmino murió en 1621 y Mariana en 1624, cae de su peso que el Renacimiento comenzó hacia 1620, cuando hasta los más audaces críticos lo han hecho periclitar y metamorfosearse en algo que llaman Barroco, Manierismo, o cosa parecida.

En esto de ponerle fechas, aproximadas y todo, al Renacimiento yo he pecado como el que más. En estas páginas dedicadas a la memoria de mis queridos maestros y amigos María Rosa Lida de Malkiel y Raimundo Lida hago firme propósito de enmienda. Y para comenzar con mi penitencia de inmediato, me planteo hoy el problema de cuándo, más o menos, comienzan a latir en tierras peninsulares los pulsos que llevan esa sangre nueva y moza que encarnan en el Renacimiento español.

Porque para estas alturas de la Historia ya no vale la pena hacerse cargo de filípicas anticatólicas como las de Viktor Klemperer ("Gibt es eine spanische Renaissance?"), o de Hans Wantoch (Spanien, das Land ohne Renaissance). Pero motivos de tiempo y espacio sólo me permitirán en la ocasión dar el esquema lineal de mi pensamiento e ideas sobre el tema. Quedo comprometido, claro está, a darle un poco de carne a este esqueleto a la primera ocasión que se me cruce.

Parece como si la mayoría de los críticos que escriben las palabras Renacimiento español oyen un canto de sirenas que magnéticamente lo atrae hacia el reinado de los Reyes Católicos, que comenzó en 1474, para fijar el comienzo de dicho movimiento cultural.

Lo que ocurre, creo yo, es que al escribir español se piensa, en forma consciente o inconsciente, en la unión política de los reinos hispanos de la cual surgió España, y tal unión no se dio antes de 1474. Así, por ejemplo, el fino crítico inglés Alexander A. Parker nos ha dicho que "el Renacimiento es el período en que España emergió como nación unida —aunque no centralizada—: en que se inició la expansión imperial en ultramar, y en que tuvo que asumir unas responsabilidades imperiales de otro tipo cuando, en 1519 su rey fue elegido sacro emperador romano con el nombre de Carlos V".

Pero en este tipo de afirmación, que se ha hecho en análogos términos innúmeras veces, entra una buena dosis de paralogismo. Porque si Italia, o Alemania, hubiesen tenido que esperar a ser naciones unidas para tener su Renacimiento, medradas estarían. El Renacimiento es una nueva temperatura mental, no una nueva temperatura política, como bien lo demuestran los dos países mencionados y espero bosquejar en lo que se refiere a la Península Ibérica.