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La difícil vida fácil - Doce testimonios sobre prostitución masculina

of: Iván Zaro

Punto de Vista, 2016

ISBN: 9788415930907 , 260 Pages

Format: ePUB

Copy protection: DRM

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Price: 7,99 EUR



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La difícil vida fácil - Doce testimonios sobre prostitución masculina


 

Introducción

Les invito a conocer un mundo aparentemente invisible del que muy poco se ha escrito y cuya existencia pocas personas conocen en profundidad: la prostitución masculina. Es habitual el tratamiento de la prostitución desde un enfoque exclusivamente femenino, relegando la figura masculina al demandante de los servicios sexuales. En este libro toman la palabra los hombres que ejercen la prostitución y que ofertan sus servicios a hombres o mujeres. Es necesario abordar el trabajo sexual, entendido como el ejercicio de la prostitución voluntaria y libre, sin coacciones, desde una perspectiva holística y poliédrica, prestando atención a todas sus posibles manifestaciones.

Esta obra parte de los testimonios de los trabajadores del sexo, que se expresan en primera persona, recobrando así un espacio que algunos agentes sociales han venido usurpando, demostrando, en algunas ocasiones, el más absoluto desconocimiento sobre las experiencias, las aspiraciones y las reivindicaciones de las personas que ejercen la prostitución. El objetivo, por tanto, es claro y certero: ser un canal de expresión de los trabajadores del sexo. No estamos ante una obra técnica —ya publiqué con anterioridad diversos estudios y artículos sobre la materia—, sino ante una obra que pretende ser pragmática, sin necesidad de mayor validación que la propia experiencia vital de sus protagonistas. En este viaje hallarán diversos planteamientos que cada una de las personas que forman parte de este libro ha ido adquiriendo a lo largo de su trayectoria. Sus consejos nos serán de utilidad para comprender mejor la prostitución masculina.

El lector se topará con vidas silenciadas e invisibles envueltas en el estigma social. Algunos trabajadores del sexo comparten, por primera vez, sus emociones más íntimas, sus risas y sus llantos, las luces y sombras que forman parte del ser humano.

Mi labor en este trabajo ha sido la de humilde transmisor de la información, ofreciendo la infraestructura y la metodología necesarias para aproximar a los lectores al mundo de la prostitución y que puedan formarse una opinión más certera, menos oscura e invisible. Este libro ha sido elaborado con el máximo respeto y cariño hacia los hombres que ejercen la prostitución.

Llevo desarrollando mi labor como trabajador social en el ámbito de la prostitución masculina desde 2004. Dirijo un programa de atención sociosanitaria específica a los Trabajadores Masculinos del Sexo (TMS) en Madrid. Esto me ha permitido mantener un contacto directo a través de la intervención de una unidad móvil en los espacios de ejercicio de la prostitución masculina: en la calle (viví los últimos años de actividad en la histórica calle Almirante y el languidecer de la Puerta del Sol), en los locales de ocio nocturno (bares míticos que sobreviven a duras penas en medio de la crisis económica que atravesamos desde 2008), en las saunas y en los pisos gestionados por terceros, algunos desmantelados por la crisis y otros, por la justa persecución de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

En estos últimos años, he visto una transformación vertiginosa de la prostitución en general, especialmente la masculina, debido, en gran parte, a la presión pública para disuadir a los clientes, lo que ha tenido como consecuencia no el abandono del ejercicio de la prostitución, sino su mayor inaccesibilidad, es decir, el aumento de la vulnerabilidad de las personas que se prostituyen. Pero también por la incursión de las nuevas tecnologías y una apertura ligada a un incremento de la visibilidad del colectivo LGTB en la sociedad española, en concreto, de los hombres homo/bisexuales y de las mujeres transexuales.

En mis inicios, la diversidad cultural dentro del colectivo de trabajadores sexuales era amplia. Un gran porcentaje de hombres era extranjero, especialmente de Latinoamérica (en su mayoría de Brasil), países musulmanes (Marruecos y Argelia) y Europa del Este (Bulgaria y Rumanía). Muchos de ellos estaban en situación administrativa irregular, lo que siempre ha supuesto una mayor exclusión social, agudizada por la crisis. En la actualidad, la prostitución masculina ejercida por hombres de origen español se ha triplicado, y cada vez son más visibles en todos los espacios de ejercicio. Es probable que este hecho haya favorecido su profesionalización, tomando el trabajo sexual no como una actividad puntual, sino como una vía para obtener recursos económicos de forma prolongada en el tiempo.

Por otra parte, debido a la retirada de la sección de contactos en algunos periódicos de tirada nacional, los trabajadores sexuales han encontrado en Internet su principal medio de publicidad y negociación. A través de diferentes portales especializados, o bien mediante sus propias páginas, difunden y publicitan sus servicios con vídeos y fotografías. Incluso, en algunos casos, se hace uso de portales internacionales, lo que favorece la movilidad del colectivo a escala europea.

Asimismo, las nuevas tecnologías han estrechado la relación entre diferentes esferas dentro de la industria del sexo como la prostitución masculina y la pornografía. Algunas de las más reconocidas estrellas del porno gay han sido o son trabajadores del sexo, realizando una importante labor de visibilización. No son los únicos. Muchos otros compañeros han querido aportar su grano de arena frente a un mal común sufrido por todos: el estigma social. Recuerdo el cariño y la dedicación con la que elaboramos el primer calendario solidario para luchar contra la discriminación de los trabajadores del sexo en 2010. Contamos con importantes colaboradores, como el fotógrafo internacional Joan Crisol y la productora pornográfica de temática gay JalifStudio, quienes inmortalizaron a diversos trabajadores del sexo lejos de la sordidez y la oscuridad a las que se les asocia culturalmente. Demostraron una gran valentía y solidaridad, al igual que los protagonistas de este libro.

Mi labor y compromiso con ellos ha sido siempre potenciar sus habilidades en el cuidado de sí mismos, el establecimiento de límites y el contacto con sus emociones. Siempre he intentado que encontraran en mí a un confidente, un colaborador para activar los resortes que les permitan recorrer el camino hacia sus metas.

Tengo muy presentes a aquellos trabajadores del sexo con VIH, quienes han compartido conmigo su experiencia y junto a los cuales he recorrido, en algún momento, el proceso de la infección, las primeras analíticas, sus dudas y temores. He intentado en todo momento facilitar herramientas y trucos que lograran una mayor adherencia al tratamiento o tan sólo hablar con ellos sobre aquello que les preocupa. Ellos han aprendido a vivir con una infección crónica, han visto que nada les puede limitar y me han regalado su confianza. Con ellos he aprendido que, en muchas ocasiones, somos excesivamente duros e injustos con nosotros mismos, y que es en la adversidad cuando nos hacemos grandes, y que nunca hay que dejar de confiar en uno mismo.

Recuerdo algún caso en particular de gran éxito personal entre mis usuarios, como el de aquel trabajador del sexo que conocí hace años en la calle. Tardé meses en ganarme la confianza necesaria para que me dijera que estaba ejerciendo la prostitución, algo de lo que estaba tremendamente avergonzado. Era heterosexual, de procedencia latinoamericana y no concebía mayor tabú posible. Con el paso del tiempo, compartió conmigo su pasado. Provenía de una familia económicamente bien posicionada, estaba casado y era padre de varios niños. Había tenido un negocio próspero en España que comenzó a ir mal y, agobiado por una mala racha, comenzó a beber, esto le llevó al juego, lo que derivó en conflictos familiares y llevó al cierre del negocio y, como desenlace, a vivir en la calle. Tras muchos meses de intervención, consiguió recuperar la comunicación con su familia: su madre, mujer e hijos. Fue la primera mediación familiar que realicé en mi carrera. Él mismo se concedió una segunda oportunidad, encontrando en su familia un entorno seguro para iniciar el tratamiento de desintoxicación, abandonar la prostitución, algo que detestaba, y comenzar a trabajar aceptando que administraran sus ingresos hasta su total rehabilitación. Sólo puedo estar agradecido por haber podido compartir su experiencia y subrayar lo importantes que son las segundas oportunidades, sin rencor, con una mirada de apoyo incondicional.

También recuerdo a aquella pareja de trabajadores del sexo cuya casera los echó a la calle en plena nevada cuando descubrió que recibían a clientes en el estudio cuyo alquiler pagaban religiosamente y sin contrato. Ante esta crítica situación, intentamos buscar una solución para paliar la emergencia. Pasadas las noches gélidas, huyeron de Madrid hacia un futuro mejor. Al cabo de los años recibí un e-mail en el que me contaban lo bien que se encontraban en la actualidad. No me avergüenza decir que ese día me emocioné. Al igual que los días en que alguno de los trabajadores del sexo ha traído flores a mi despacho, sin haber mencionado nunca lo mucho que me gustan.

He de citar a los trabajadores del sexo que han colaborado conmigo dentro de los programas de atención sociosanitaria como voluntarios para prestar ayuda a sus iguales. Durante estos años he comprobado que no sólo se han liberado del estigma que pesa sobre ellos, sino que además se preocupan por fomentar el bienestar de sus compañeros de profesión. Ellos me han enseñado lo que es el compañerismo y la solidaridad.

Quiero dedicar unas palabras a aquellos usuarios que se fueron antes de tiempo. Nadie...