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Irlanda - Una nación en busca de su identidad

of: Luis Antonio Sierra

Punto de Vista, 2014

ISBN: 9788415930303 , 300 Pages

Format: ePUB

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Price: 6,99 EUR



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Irlanda - Una nación en busca de su identidad


 

Prehistoria y celtas

Hace unos cien millones de años, Irlanda estaba cubierta por el hielo. Después de que este se retirara de la isla, las temperaturas se templaron entre el año 10.000 a.C. y el 8800 a.C. Hubo una clara mejoría del clima durante la Época Boreal (7500-6900 a.C.), el cual era muy similar al que hoy en día tenemos en Irlanda. Dicha mejoría duraría hasta el 5200 a.C. Sobre el año 6700 a.C. se pueden localizar los primeros vestigios de vida humana, que coinciden con el Mesolítico. Probablemente estos individuos habían cruzado desde Escandinavia hacia Gran Bretaña y de allí a Irlanda. Esto fue posible porque el bajo nivel del mar permitía pasar de una isla a otra. Se cree que cruzaron a través de pequeños estrechos hacia las tierras altas de Antrim y Wicklow que se podrían avistar desde las costas británicas. Donde primeramente encontramos a estos nuevos habitantes de Irlanda es cerca de Coleraine, en Derry y Tullamore, en Offaly. Conforme pasó el tiempo parece que prefirieron habitar la mitad nordeste de la isla debido a la abundancia de comida en dicha zona. No cultivaban nada, recolectaban frutos y cazaban. Poco más se puede decir sobre estos primeros habitantes, salvo que vivían en chozas circulares con un fuego en el centro, pero, por ejemplo, desconocemos qué hacían con sus muertos ya que todavía no se han encontrado enterramientos en Irlanda que daten de esa época.

El Neolítico1: 3500 a.C.-2000 a.C.

Antes de que los primeros cazadores llegaran a Irlanda, en otras partes del mundo se estaba llevando a cabo una gran revolución. Estamos hablando de la aparición de la agricultura en Oriente Próximo.

Esta revolución del Neolítico es probablemente una de las más importantes en la historia de la humanidad. Desde ese momento y hasta la fecha el hombre va a ser capaz de controlar el medio en el que vive y no va a vivir a merced de la naturaleza. El hombre no solo va a ser agricultor, sino que también empezará a domesticar animales para conseguir de ellos carne sin tener que cazar, o leche, e incluso abrigo gracias a sus pieles. La comida se empezó a almacenar en cestas y esto llevó al descubrimiento de la artesanía, el primer producto manufacturado de la historia. La agricultura también provocó que incrementara la necesidad de tierras, lo cual llevó implícita la tala de bosques. Esta civilización de agricultores se extendió desde Oriente Próximo hacia el Mediterráneo y hacia Francia y de allí a los Países Bajos, Gran Bretaña y, finalmente, Irlanda.

En Lough Gur –condado de Limerick–, observamos cómo vivieron esos primeros agricultores “irlandeses”. Las casas que habitaban tenían muros de turba construidos sobre un esqueleto de madera y estaban cubiertas por juncos que conseguían de la orilla del lago. Algunas de estas casas eran de planta circular, mientras otras lo eran de planta rectangular. Utilizaban hachas de piedra para cortar árboles y arar el campo. Numerosos instrumentos de pequeño tamaño hechos a partir de huesos tenían usos domésticos y las mujeres molían el grano haciendo rodar una suerte de rodillo muy pesado sobre un bloque de piedra. Estas gentes también comían carne que conseguían de la cría de vacas, cerdos y ovejas. No todos los instrumentos que utilizaban eran puramente utilitarios. También se hacían collares con huesos y piedras así como brazaletes, indicadores de que también cuidaban su imagen. Estos primeros habitantes de Irlanda no conocían el uso del abono, así que cuando la productividad de las tierras se reducía drásticamente, se trasladaban a otras. Además, existía cierto grado de actividad comercial. Algunas de las hachas encontradas estaban realizadas con piedra de la zona, pero otras eran importadas. Tievebulliagh, en el condado de Antrim, y la isla de Rathlin eran algunos de estos sitios de procedencia, lugares donde, por otra parte, podemos considerar que aparecieron las primeras “fábricas” de Irlanda. Desde estas factorías se comerciaba, hace unos 5.000 años, con los condados cercanos, aunque también con Dublín, Lough Gur y el sur de Inglaterra. Lough Gur no es el único asentamiento neolítico. Ya hemos hablado de Tievebulliagh o Rathlin, pero también existió un asentamiento importante en Lyle’s Hill, en el condado de Antrim, y muy probablemente haya lugares que todavía no han visto la luz.

No solo sabemos cómo vivían estos primeros agricultores irlandeses, sino que también podemos hablar de sus creencias religiosas gracias a los imponentes monumentos funerarios que levantaron para sus muertos, conocidos como tumbas megalíticas. Algunos de estos tenían largas galerías levantadas con grandes piedras en las que se enterraba a los muertos, con una sala central al aire libre donde se celebraban las ceremonias. Los dólmenes eran comunes por todo el país. Lo único que se conserva son las piedras que formaban la cámara funeraria, pero inicialmente estas se cubrían con un túmulo de tierra o de piedras más pequeñas. Este tipo de edificaciones se encuentran fundamentalmente en la mitad norte del país como en Ballyglass –condado de Mayo–, los montes al oeste de Lough Arrow en Sligo, los montes de Lough Crew en el condado de Meath, el valle del Boyne y las montañas de Wicklow. Estos constructores de tumbas con pasillo (Passage Grave Builders) llegaron a Irlanda procedentes de la Bretaña francesa hacia el año 2500 a.C. y es de imaginar que necesitaban una estructura social bastante compleja para levantar este tipo de construcciones. Las tumbas se compartían y los cuerpos se incineraban, disponiéndose los restos en cámaras funerarias, a veces con piezas de artesanía, cuentas de piedra o hueso y herramientas para su uso en una “vida futura”. No se conocen con exactitud sus creencias religiosas, pero se sospecha que algunos adoraban al sol ya que las entradas a algunas tumbas están orientadas hacia el Este. Lo que sí parece claro es que su religión venía impuesta desde fuera porque se han descubierto enterramientos muy similares en muy diversas zonas de Europa. También nos aporta información sobre sus creencias religiosas la cuidada decoración de las piedras encontradas en algunas de sus tumbas como las de Newgrange en el condado de Meath en las que abundan las espirales, los rombos o los diseños en zig zag, todos ellos con un significado religioso.

La Edad de los Metales: Edad de Bronce (2000 a.C-siglo vi a.C)

La introducción del metal en Irlanda puede ser atribuida al establecimiento de nuevas sociedades hacia el año 2000 a.C. Estas gentes traían conocimientos aparecidos en Oriente Próximo y extendidos por Europa en años anteriores. Habían aprendido a convertir los minerales en metal fundido y luego a verter este en moldes. Los objetos metálicos podían tener cualquier forma y además los que se rompían o no se adecuaban a las nuevas tendencias podían fundirse y reutilizarse. Estos moradores llegaron a Irlanda y se dispusieron a buscar minerales metálicos. Su éxito lo atestigua la gran cantidad de útiles de bronce encontrados, tanto si estaban decorados –ornamentos en zig zag o en espiral– como si no. Irlanda disfrutaba de grandes yacimientos de cobre, que tenía ciertas desventajas, ya que era muy blando, por lo que se mezcló con cierta cantidad de estaño para conseguir bronce.

Conforme avanzó este periodo, la industrialización se fue incrementando. El desarrollo de la metalurgia posibilitó que ciertas comunidades que ocupaban zonas agrícolas pobres se enriquecieran gracias a la explotación de los minerales. El oro también era utilizado con cierta frecuencia por los artesanos de la Edad del Bronce. De hecho, y aunque casi de manera anecdótica, todavía se puede encontrar oro en diferentes lugares de Irlanda. Estos trabajadores del metal también introdujeron en Irlanda un nuevo tipo de artesanía muy elaborada y cuidadosamente decorada. Los recipientes eran probablemente copas para beber y se conocen por el término de ‘taza alta’ (Beaker). Este tipo de artesanía se ha encontrado en Irlanda en las tumbas megalíticas.

En esta primera parte de la Edad de Bronce (2000-1200 a.C.), comienza a practicarse un nuevo tipo de enterramiento en el que los muertos ya no eran incinerados, sino que se les daba sepultura en tumbas individuales y con unos tarros decorados con un nuevo estilo que se colocaban al lado del cadáver. Estas vasijas contenían comida para los muertos. A esta cultura se le conoce como cultura de los vasos campaniformes (Food Vessel). Posteriormente los cuerpos volvieron a incinerarse y los restos a ser introducidos en una gran vasija o urna. La cultura de los campos de urnas (Urn People) –900-700 a.C.– se supone procedente del norte de Gran Bretaña, al menos eso lo sugiere la gran concentración de urnas encontradas en el noreste de Irlanda. También existe un reducido número de urnas irlandesas, todas encontradas en el sur, en Leinster, que pueden tener su origen en Anglesey. Esta nueva cultura de los campos de urnas, que generalmente se asocian a los goidelos, se instalaron fundamentalmente en el este y el noreste de Irlanda con ciertos asentamientos en Munster y Connacht. En Irlanda, al igual que previamente habían hecho en Gran Bretaña, la civilización de los campos de urnas ocupó el territorio de la cultura de los vasos campaniformes. Su asentamiento trajo consigo cambios tecnológicos, industriales y posiblemente de rituales y dichas alteraciones marcaron la base del desarrollo durante los siglos posteriores.

Los habitantes de Irlanda durante la Edad de Bronce probablemente vivían...