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El mundo escindido - Historia de la Guerra Fría

of: Juan Carlos Herrera Hermosilla

Punto de Vista, 2016

ISBN: 9788415930761 , 115 Pages

Format: ePUB

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Price: 6,99 EUR



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El mundo escindido - Historia de la Guerra Fría


 

Capítulo 2

El inicio de un mundo bipolar

El año 1945 no hacía prever cómo se desarrollarían los acontecimientos entre las potencias aliadas posteriormente. En febrero, entre los días 4 y 11, ante el inexorable fin de la guerra contra el nazismo, el primer ministro británico, Winston Churchill, el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, y el líder soviético, Jósif Stalin, celebraron una cumbre en la ciudad de Yalta, en la península de Crimea, con el fin prioritario de definir la organización del mundo de posguerra. Cinco fueron los asuntos principales que se debatieron durante la Conferencia de Yalta.

En primer lugar, los líderes aliados abordaron la cuestión de Alemania, de tal manera que decidieron que fuera dividida en tres zonas de ocupación por parte cada uno de sus ejércitos y administradas por las tres potencias vencedoras. Churchill abogó por la creación de una cuarta zona de ocupación bajo el mando francés. Stalin no se opuso a ello, siempre y cuando dicha zona saliera de las que les habían asignado a los estadounidenses y a los británicos. En cuanto a Berlín, la antigua capital de la Alemania nazi, sufrió una división similar en cuatro sectores, administrados por los estadounidenses, los británicos, los franceses y los soviéticos. Asimismo, se determinó que Alemania sería desmilitarizada, desnazificada y que se celebraría un juicio sumarísimo para castigar los crímenes de guerra cometidos por los líderes nazis. Por último, también en relación a Alemania, se establecieron las compensaciones que se le exigirían y la forma de pago.

En segundo lugar, otro de los temas candentes que se trataron en Yalta fue la fijación de las fronteras de Polonia y su futuro gobierno tras la contienda. Esta última cuestión dividía irreconciliablemente a Churchill y a Stalin. El líder soviético apoyaba al Consejo Nacional de Lublin, formado en julio de 1944 y compuesto en su mayor parte por comunistas bajo el control soviético. Churchill y Roosevelt, al contrario, apoyaban al gobierno exiliado en Londres, que defendía postulados prooccidentales. Al final, el acuerdo fue más ventajoso para Stalin que para los otros Dos Grandes; Polonia tendría un gobierno de unidad nacional cuyo núcleo fundamental sería el comité de Lublin, en el que entrarían en el gobierno dirigentes demócratas o exiliados; así mismo se establecerían elecciones generales de forma inmediata.

De la misma manera que Churchill, Roosevelt tenía fundadas preocupaciones sobre Polonia. La cuestión de la Europa del Este planteada en Yalta era otro de los escollos en la negociación, puesto que la URSS había ocupado casi por entero los territorios al oeste de sus fronteras. Mediante la Declaración sobre la Europa Liberada firmada en Yalta, los “Tres Grandes” se comprometieron a establecer el orden en Europa y reconstruir las economías nacionales de los pueblos de Europa liberados de la dominación de la Alemania nazi mediante medios que establecieran instituciones democráticas y elecciones en sus territorios. Como el tiempo demostró, la Declaración se convirtió en papel mojado.

En tercer lugar, se determinó la declaración de guerra entre la Unión Soviética y Japón, lo que era del interés de Roosevelt para acortar el conflicto y salvar miles de vidas de soldados estadounidenses. A cambio de esta intervención, la URSS sería compensada con las islas Kuriles, la parte meridional de la isla de Sajalín y todas las islas vecinas, la internacionalización del puerto comercial de Dairen y el restablecimiento del arrendamiento de Port Arthur como base naval soviética; asimismo se mantendría el statu quo de la República Popular de Mongolia, independiente de China.

Por último, Roosevelt, Churchill y Stalin aprobaron la creación de la ONU. La fundación de la Organización de las Naciones Unidas, se hizo efectiva el 24 de octubre de 1945 en San Francisco, tras la firma de paz con Japón. Previamente se había organizado en la Conferencia de San Francisco, entre el 25 de abril y el 26 de junio de 1945, en la que intervinieron delegados de cincuenta naciones. En esta convención se firmó la Carta de las Naciones Unidas, es decir, el tratado internacional que fundó la ONU y que establecía su constitución interna. En el Preámbulo se fijaron los fines de la organización, entre los más importantes de los cuales destacaban la reafirmación de los derechos humanos, la unión de las fuerzas de los países firmantes para mantener la paz y la seguridad internacionales.

Tras la Conferencia de Yalta, que marcó el momento culmen de la colaboración aliada durante la guerra, los acontecimientos se precipitaron. El 12 de abril muere el presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt y lo sucede su vicepresidente, el oscuro Harry S. Truman. Diez días después, Adolf Hitler se suicida en su búnker, antes de caer en manos del Ejército Rojo que rodeaba Berlín. El 7 de mayo de 1945, en la francesa Reims, el jefe del Alto Mando del ejército alemán, el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas ante los aliados. Un día después, el mariscal de campo alemán Wilhelm Keitel ratificó la rendición total del ejército nazi en Karlshorst, en el distrito berlinés de Lichtenberg, ante el general soviético Gueorghi Zhúkov, comandante en jefe de las tropas soviéticas en Alemania. Esta firma de la paz por separado fue el temible presagio del mundo escindido que nació tras la Segunda Guerra Mundial.

La guerra en Europa había terminado. Las tres potencias vencedoras celebraron una nueva y crucial conferencia en Potsdam, cerca de Berlín, entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945. Sus líderes habían cambiado; Truman, el presidente de Estados Unidos, había sustituido al fallecido Franklin Delano Roosevelt; el primer ministro británico Churchill, que perdió las elecciones a favor del laborista Clement Atlee, sólo asistió a las primeras sesiones. El único líder que participó en las dos grandes conferencias finales fue Jósif Stalin. Los acuerdos de Potsdam fueron, en su mayoría, una evolución de los tratados ya en Yalta. Así, en cuanto a Polonia, las líderes mundiales establecieron sus fronteras en la línea de los ríos Oder-Neisse. La Unión Soviética se anexionó también la zona norte de Prusia Oriental, alrededor de la ciudad de Königsberg, rebautizada Kaliningrado, y la parte sur fue otorgada a Polonia. Alemania perdió el 25 % de su territorio de 1938. Más de siete millones de alemanes habitantes de Silesia, Pomerania y Prusia Oriental fueron expulsados de esos territorios; esta situación se perpetuó con la firma entre la URSS y Polonia de un acuerdo de delimitación fronteriza.

Con respecto a Alemania, se ratificó la división planteada en la conferencia de Yalta, así como la de Austria y la de su capital, Viena.

Igualmente, se acordó la desmilitarización, la desnazificación y la democratización de Alemania, así como las compensaciones que debía pagar a los aliados por las pérdidas de la guerra. Además se estableció un tribunal excepcional con sede en Núremberg, para juzgar a los dirigentes nazis y a los colaboradores con el régimen de Hitler.

Tal como se comprometió en Yalta, Stalin entró en guerra contra Japón el 8 de agosto de 1945. Dos días antes, el bombardero B-29 Enola Gay había lanzado la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. El día 9 de agosto fue arrojada sobre Nagasaki la segunda bomba atómica, apodada Fat Man, con el doble de potencia que la primera, Little Boy. El rápido avance de las tropas soviéticas en la Operación tormenta de Agosto o batalla de Manchuria, que consiguió conquistar los territorios de Manchuria, estado títere de Japón, el sur de la isla de Sajalín, el sur de las islas Kuriles y el norte de Corea, así como, el terrible poder de destrucción atómico desplegado por las fuerzas del presidente Truman, obligaron a Japón a rendirse incondicionalmente el 15 de agosto de 1945, día en que el emperador Hiro Hito retransmitía a sus súbditos el rescripto imperial anunciando el final de la guerra. La rendición formal se realizó a bordo del USS Missouri el 2 de septiembre.

Sin embargo, la victoria de las tropas aliadas no consiguió un periodo de colaboración y buenas relaciones entre la URSS y Estados Unidos. El primer acto de desconfianza lo protagonizó el ejército norteamericano a través de su servicio de inteligencia militar, OSS, la Oficina de Servicios...