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Breve historia de los persas

of: Jorge Pisa Sánchez

Nowtilus - Tombooktu, 2011

ISBN: 9788499671413 , 288 Pages

Format: ePUB

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Price: 7,99 EUR



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Breve historia de los persas


 

 

EL ESPACIO FÍSICO


 

El Imperio persa fue uno de los estados más extensos que conoció el mundo antiguo. En su momento de máxima expansión, su poder alcanzó parte de tres continentes, el asiático, el africano y el europeo. Por esa razón, lo primero que debemos hacer para comprender mejor su historia es situarlo espacial y territorialmente y conocer el medio físico y natural en el que nació y se desarrolló.

Aunque los términos Irán y Persia se han utilizado y se utilizan de forma equivalente para referirse a aquellas regiones donde la lengua y la cultura persa predominan, en su origen su significado hacía referencia a dos realidades muy diferentes. ‘Irán’ es el término con el que la población autóctona de la zona se ha referido al territorio del actual Estado que lleva este nombre, y designa a la tierra de los ‘arios’ (en persa antiguo, ariya, plural ariyanam), nombre colectivo de los pueblos de origen indoeuropeo que se asentaron a finales del segundo milenio o principios del I a. C. en la extensa región comprendida entre los ríos Éufrates y Ganges.

Mapa físico de Irán y de los territorios vecinos.

Por su parte, el término ‘Persia’, de origen griego y utilizado sobre todo en Occidente, se refiere más específicamente a la región del suroeste del actual Irán conocida como Persis (Pars, Parsa), es decir, la actual provincia de Fars; proviene de parsá, el nombre de las tribus que se asentaron más específicamente en este territorio. El hecho de que esta fuera la región originaria de dos de las dinastías gobernantes, la de los aque- ménidas y la de los sasánidas, ayudó a aposentar esta designación en Occidente para hacer referencia a todo el Imperio.

En el año 1935 el gobierno del país aprobó la utilización del nombre de Irán en lugar del de Persia, que había terminado por designar a uno de los estados salidos de la desmembración del Imperio otomano a raíz de su derrota tras la Primera Guerra Mundial, al cual sustituye oficialmente desde entonces. Aun así, los dos términos se utilizan tradicionalmente con el mismo sentido cuando se habla de la historia de Irán anterior al siglo XX.

El Imperio persa de los aqueménidas y de los sasánidas y el parto de los arsácidas abarcó territorios muy diversos que incluían desde mesetas montañosas a valles fluviales, desde desiertos salados a oasis de vida vegetal y animal, y desde amplios y fértiles territorios de costa a regiones de interior desérticas o semidesérticas.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que no siempre los territorios conquistados y dominados por los persas, es decir, el Oriente Próximo (los actuales países de Egipto, Israel, Líbano, Jordania, Siria, Turquía, Iraq, Kuwait y los territorios controlados por la Autoridad Nacional Palestina) y el Oriente Medio (Irán, Pakistán, Afganistán y sus países limítrofes) tuvieron el mismo aspecto ni las mismas condiciones que poseen en la actualidad. Como amplios estudios científicos han demostrado, el aspecto de estas regiones ha variado con el paso de los siglos, debido tanto a la propia evolución natural del medio ambiente como a la acción activa y transformadora del hombre. Esta actuación se ha materializado en la deforestación de amplias zonas y en la sustitución progresiva de las especies vegetales y animales originarias, el impacto negativo del pastoreo sobre el territorio, de la caza centrada en determinadas especies, la progresiva erosión del suelo, la irrigación y la salinización de la tierra, la alteración natural y artificial de los diversos sistemas fluviales y más recientemente la polución del aire, del agua y del suelo, que ha traído consigo la sedentarización de grandes grupos humanos en determinados lugares. Todo ello ha llevado a la transformación de un territorio que ha variado lenta pero progresivamente con el paso de los años, de los siglos y de los milenios, y que tendría en el pasado un aspecto, seguramente, muy diferente al que podemos contemplar en la actualidad.

La hegemonía y el poder persa se extendieron por los territorios comprendidos entre las costas europeas orientales de la antigua Tracia (dividida en la actualidad entre Bulgaria, Grecia y la Turquía europea) hasta el curso del río Indo, que lo separaba del área cultural india, y desde las costas de los mares Negro, Caspio y Aral, en el norte, hasta el litoral de los mares Rojo y Arábigo y los golfos Pérsico y de Omán, en el sur.

Geográficamente, este imperio englobaba regiones y zonas muy diversas, aunque la mayoría del territorio estaba dominado por una serie de mesetas montañosas que lo atravesaban casi ininterrumpidamente desde Anatolia hasta el río Indo, y que está conformado por la meseta Anatólica, la gran cadena montañosa de los montes Zagros y la subsiguiente meseta irania, donde predomina en la actualidad el paisaje desértico.

El territorio de Irán propiamente dicho se sitúa justo al este de la antigua Mesopotamia, la gran llanura fértil situada entre los ríos Tigris y Éufrates, con la que está comunicado por dos pasos, las Puertas de Asia al norte y las Puertas Persas al sur. Son los montes Zagros los que componen la barrera montañosa que separa ambas regiones.

La zona de Elam, el actual Juzestán, en la zona suroccidental de Irán, no es más que la continuación de la llanura mesopotámica hacia el este, región que se erigió como el lugar donde se estableció la primera organización de carácter estatal de la región irania. Siguiendo la línea de costa hacia el este se halla la Persia propiamente dicha, una zona montañosa donde se situaron ciudades tan importantes como Persépolis o Pasargada, y cuyo río más importante es el Pulvar. Todavía más al este se sitúan las estribaciones orientales de los montes Zagros y las tierras bajas del Beluchistán (la antigua región de Gedrosia, dividida en la actualidad entre Irán y Pakistán).

El Irán actual sitúa sus fronteras con Afganistán tras la zona de cordilleras compuesta por las montañas Jam y las sierras Jibal, Toon y Palangan, que componen el grupo de las montañas orientales iraníes.

Si giramos desde la región del Beluchistán hacia el noroeste nos encontramos con dos grandes desiertos salados, el Lut, situado en la zona de la antigua región de Sargacia, y el Kavir, en las antiguas provincias de Partia y Media.

El territorio de Irán limita al norte con las cadenas montañosas de los montes Koppeh Dagh y los Elburz. Estos últimos están situados al sur del mar Caspio y poseen la cumbre más alta del país, el Demavend, con 5.671 metros de altura y cercano a la capital, Teherán. La estrecha franja costera entre los montes Elburz y la costa del mar Caspio abarca la antigua región de Hircania y los territorios ocupados en el pasado por mardos y cadusios al oeste, una zona que, contrariamente al resto del país, disfruta de un clima cálido y húmedo, casi tropical, y que la ha convertido en la zona más habitada del país.

Gran parte del territorio que ocupa Irán en la actualidad es árido o semiárido. El desierto del Lut presenta uno de los paisajes más inhóspitos de la Tierra.

Al sur de Hircania y de vuelta en los montes Zagros, nos hallamos con los territorios de la antigua Media, la zona que fue habitada por el pueblo de los medos, emparentado con los persas y a los que precedieron como potencia hegemónica en la zona del Oriente Próximo durante el siglo VII y la primera mitad del VI a. C.

Pero el dominio persa no se limitó a las fronteras actuales de Irán, sino que también se extendió por otras zonas de Asia. Por el este, los persas ocuparon el territorio de los actuales Pakistán y Afganistán (las anti guas regiones de Maka, Aracosia, Bactriana, Gandhara, Drangiana Satagidia, Aria y parte de Gedrosia), por donde se extiende también la gran meseta irania, y limitado al este por el río Indo. Por el norte, se expandieron por la zona del Asia central (Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y Tayikistán), donde instauraron las provincias de Sogdiana y Jorasmia, limitada esta última por el curso del río Sir Daria, el antiguo Yaxartes.

DASH-E-LUT, UN DESIERTO VACÍO Y SIN VIDA

La meseta irania posee en su interior algunas de las regiones más desoladas, áridas y calurosas de todo el planeta. Este es el caso del desierto del Lut, en persa Dasht-e-Lut, situado en el suroeste de Irán.

En esta región, que tiene una extensión de unos 80.000 km², se ha registrado la temperatura más alta del planeta, con 71º, en una zona conocida como Gandom Beriyan (‘la Tostadora de Trigo’, en persa), cuya superficie, de 480 km², está cubierta de lava volcánica negra que absorbe gran parte del calor solar en la zona. Es una región tan caliente que se tiene por abiótica, un medio donde no es posible la vida, ni siquiera la de las bacterias.

La parte más oriental del Lut está cubierta por un mar de dunas, y en su parte central presenta un...